Durante la última semana estoy teniendo muchos periodos como profesor “improvisado” de matemáticas. Está siendo muy duro, principalmente porque la parte que más odio de mi trabajo (incidencias) se amontona y no tengo tiempo para solucionar algunas y ver el vaso medio vacío. No doy a basto, el cliente interno se queja porque lo que sea no funciona, mientras unas personas son solidarias, otras no lo son y eso duele mucho.
Cuesta mucho. Sólo algunos gestos hacen el trago un poco más fácil. Esperar comprensión por parte de los alumnos es utopía, y es comprensible. En esos momentos que te entran ganas de mandarlo todo a tomar por saco… sólo queda respirar tranquilo, estar en el centro y recordar que realmente la docencia me llena más que la informática.
¡En el fondo soy un suertudo!
Imagen | Flickr Christian.Senger |