Pues sí, desde hace unas semanas he vuelto a escribir críticas de discos. Aquel buen hábito que empecé con Metalthunder y después Rockthunder (acepto sobornos xD). En esta ocasión he querido lanzarme un poco al vacío, a ver cómo iba eso de la automotivación. Y ahí estoy, en Corsarios del Metal. Un nombre que como dicen en su programa de radio es más heavy que las tachuelas… Y para ser un moñas como el que soy, se están portando bien conmigo. Os dejo un extracto de la última crítica y el enlace para que la leáis entera (si queréis, claro):
Saratoga: Secretos y Revelaciones
Primer paso: el single… La impresión fue bastante buena, tanto que tienes ganas de ver cómo va a acabar la aventura. Segundo paso: escuchar el disco… Y es que no he sido la primera persona que dice aquello de “me esperaba más”. Tercer paso: escucharlo unas cuantas veces más…. Poco a poco se descubren más cosas, de hecho, el disco se va descubriendo a sí mismo, logrando que tema tras tema entres dentro de sus melodías cosa que en un principio parecía más difícil.
Así ha sido, y es que me vais a permitir tomarme la licencia de defender una rutina que, según avanzan los tiempos se está perdiendo: Coges el CD del grupo en cuestión, lo metes en la cadena de música (ahí estamos, nada de auriculares, ordenadores y nuevas tecnologías), con sus altavoces (¡de madera!), un sofá para sentarte con el libreto en la mano (¡papel!) y las orejas destapadas esperando una buena ración de heavy metal. Y esto lo digo porque sigo defendiendo que hay grupos que funcionan mejor cuando “parece que las melodías te envuelven”.