Después de haberlo aplazado durante meses y luego durante semanas, esta era la ultima oportunidad que tenía para presentarme y ver esta fantástica exposición de la NASA. Así que mochila al hombro cargada con barritas de chocolate, Zero y Nestea y rumbo de ida y vuelta a Madrid.
La exposición genial, tal vez eché en falta algunos aspectos un poco más técnicos, pero la cantidad de material que hay, tanto original como réplicas es inmenso. La verdad es que si te gusta el tema te lo pasas como un enano.
El resto del día consistió en un pateamiento de los buenos por Madrid. Nada de ver museos ni cosas raras. Simplemente andar de punta a punta es suficiente para conocer detalles e historias que sólo pasan en la capital.
Un día de esfuerzo y contrastes.