Han tenido que pasar unas cuantas horas. Hasta que estaba sentado en ese jardincillo desde el que he hecho la foto para darme cuenta de dónde estaba. De qué me estaba pasando.
Tal y como comentaba, estaba en el autobús que me llevaba del aeropuerto a Londres y por primera vez me daba cuenta de que estaba empezando una gran aventura. Como todos los momentos importantes de tu vida, pasan sin darte cuenta, como todos los demás.
Pero ahí, sentado en el prado, después de aviones, autobuses, trenes, primera noche de albergue, caminata, conseguir móvil, … Después de todo eso, por primera vez paraba las máquinas y me daba cuenta de dónde estaba. Ahí, en un parquecillo (sí, tiene nombre, e incluso famoso, pero no estoy para eso), había un edificio delante de mí, algo que sólo había visto en fotos, y ahora estaba ahí. Inmenso y muy cerca. Y eso no podía significar otra cosa que la aventura había empezado. Que no hay vuelta atrás. Y que esto va a ser increíble.
¿Qué he hecho hoy? Pues principalmente andar. Andar mucho. He decidido no coger el metro y me he dado una buena paliza. Unas 6 horas de caminata. Desde el hostal caminando por calles residenciales, luego pijas, luego más pijas, luego comerciales, luego turísticas hasta llegar a la zona del Big Ben. Alguna parada estratégica en un par de mercadillos callejeros, un desvío para sacar una foto curiosa, pero había que ir al Big Ben.
Aunque al parecer el plato fuerte ha sido visitar la Abadía de Westmister donde coronan y entierran a los reyes y esas cosas. Pero yo quería ir a ver la tumba de Newton y algunos físicos más que sabía que estaban por ahí. Ha sido al final de la visita cuando la gente ya pasaba (no estaba en la audioguía), pero lo he buscado y lo he encontrado. Y la verdad es que es uno de esos sitios (que al menos a mí) me sobrecogen.
Por cierto, que entre todas esas tumbas de grandes reyes de Inglaterra y del Reino Unido había ahí una tal Leonor de Castilla. Vaya, en la guía apenas la mencionan. Pero que se fastidien, porque ninguna de las figuras de las sepulturas llegaban al betún de la que podemos ver en La Cartuja de Miraflores de Burgos.
¡Que se fastidien