Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas. La verdad es que poco o nada hay que esconder, pero mola mucho más si rodeas una despedida de soltero con un aire de misticismo. Amsterdam es una gran ciudad, y como ya me pasara con Budapest, apenas la hemos podido disfrutar. Me han quedado muchas cosas por ver, muchas cosas por visitar y muchas actividades por realizar (demasiadas).
Me sorprendió, por ejemplo, lo que podríamos llamar “rechazo” de las autoridades y de la gente al turismo. Es decir, todo el mundo va a su bola, respetando, supongo que asumen que hay mucho dinero generado por el turismo. Pero ciertamente no tengo muy claro si sería el turismo que me gustaría atraer. Con las bicis de alquiler nos dijeron que aunque hubiera “bicis locales” que no las dejáramos en plazas y demás. En alguna actividad nos pedían que no gritáramos. Totalmente comprensible. Toda la pinta de gente sociable y civilizada que tenían los locales contrastaba con la pinta de descontrol de los turistas.
Siempre me ha impresionado cómo los límites de la gente son muy diversos. Cuando tu crees que estás rozando el límite, ves a unos al lado sobrepasándolo con creces. De todas formas una gran ciudad. Una de esas en las que no te importaría quedarte a vivir. Mucha bici, poco coche y mucho sentido común dentro de un caos porque en el fondo hay bastante respeto.
Y respecto al tema putas y drogas… Pues bueno, cada uno que haga lo que le apetezca. Como en todo hay pros y contras. Siempre he pensado que las cosas con transparencia son mejores. Y legalizarlas seguramente sea un acierto. Seguridad y condiciones para unas. Calidad y menos mafias para las otras. Difícil encontrar un compromiso. Cuanto menos, el Red Light District es… curioso. Y porqué no, divertido.
Por cierto, creo que lo pasamos todos genial. Desde la visita a Madrid y Pepe El Guarro. El taxista a lo Leo Harlem. El disfraz. El reencuentro. La primera noche y los primeros bailes. Actividad y más bailes. Bicicleta hasta Marken bien de viento, y traca final. Toda una experiencia. Como siempre, todo un placer. Gracias para los que cenan, para los que no cena. Para los que cambian bien divisas, o para los que compran la bebida más cara del universo. Gracias a los que se disfrazan y a los que no. Gracias a los que dan buenos abrazos, y a los que les gustan los abrazos. Coñe, que gracias.