Vuelva usted mañana
Miguel Julián
por Miguel Julián
4 minuto(s) de lectura

Categorías

  • day-by-day

Vuelva usted mañana

Spoiler alert: Largo, introspectivo y personal

Hace muchos años leí por primera vez un artículo de Mariano José de Larra, se llamaba “Vuelva usted mañana”. La visión de la realidad y la vigencia de lo que contaba en la sociedad que yo veía (y veo) me marcó tanto que desde entonces un cachito de mí siempre va ligado a Larra (la única vez que he sentido envidia de la realeza fue cuando el ahora rey le regaló una primera edición a la ahora reina). Pero sobre eso no quiero hablar. Tengo ganas de sacarme de dentro y compartir ese “Vuelva usted mañana”.

La visión de Larra en el artículo era muy diferente a lo que esa frase significa para mí hoy en día. A veces significa esa lentitud en cuanto a las gestiones, otras veces me la digo a mí mismo cuando me veo procrastinando y, a veces, me encuentro comentándomela para mis adentros como si fuera un “acabas de dejar pasar una oportunidad”. Con ese significado, esa frase me ha venido a lo largo del día de hoy a la cabeza. Golpeándome sin piedad. Estando concentrado, estando tirado en el sofá, de cualquier forma.

Hace un par de semanas, en Valladolid fuimos a un bar que tenía en el techo un montón de fotos de gente conectadas con otras mediante hilos. La típica escena de película de la habitación oculta del loco de la pradera que se ha obsesionado con el protagonista. Una especie de tela de araña que marca nuestras vidas. Todos los días nos cruzamos con multitud de personas; todos los días tenemos que hacer muy poco para unir un hilo muy pequeño entre ellas y nosotros. Que ese hilo crezca y se haga fuerte y resistente, eso es harina de otro costal.

Todavía no me conozco tan bien como para saber porqué me cuesta tanto convertir un hilo fino en un hilo fuerte y robusto. ¿Pereza? ¿Miedo? ¿Sentimiento de inferioridad? ¿Timidez? ¿Falta de empatía? ¿Algo dentro de mí dice que es poco necesario? Cada vez que me he esforzado y se han esforzado (¡gracias!) en construir esa relación más estable y fuerte sólo he sacado buenos aprendizajes y experiencias. Hay personas en mi vida con las que, creo yo, he conseguido reforzar ese hilo, esa conexión. Vosotrxs lo tenéis muy claro.

Y con el resto de personas, en mayor o menor medida, el hilo emocional que nos une es fino. Cuando antes toda mi vida era así descubrí que tenía un problema. Hoy en día muchas de estas conexiones las acepto y valoro en su medida, pero hay unas cuantas que me gustaría reforzar. Hay personas a mi alrededor que realmente tienen un potencial enorme como para ayudarme a crecer como persona (en muchos sentidos); y ¿qué es lo que me impide reforzar ese vínculo? Pues la respuesta estará entre las preguntas que he escrito más arriba en el párrafo anterior.

Cuando estás en el momento, cuando sientes que tu cabeza se decelera porque tienes que estar atento a muchos factores que no sabes resolver de forma automática, cuando sientes que no hay flow… Todo eso pasa por mi cabeza esta se defiende ante tal agresión. Muchas veces el esfuerzo deriva en flow sustancioso, otras veces se queda en tontería superficial. Cuando esto último pasa y el momento ha pasado siempre suelo pensar dos cosas. Acompañando a un sentimiento de auto-decepción, una de ellas suele ser ese pensamiento bastante nuevo de “eres demasiado exigente, sobre todo contigo mismo”, a lo que suelo responder con un micro momento de calma.

El segundo pensamiento suele ser ese “vuelva usted mañana”. Supongo que un día se me vino a la cabeza, otro día también y al tercero le vi muchos más significados de los que pretendía. “Vuelva usted mañana” porque habrá más oportunidades de conocer y aprender de esa gran persona. “Vuelva usted mañana” por esa lentitud y procrastinación a la hora de llevar a cabo la tarea. “Vuelva usted mañana” porque habrá más personas para seguir equivocándose el día de mañana (hablar tanto del mañana suena muy nezumi, claro).

Lo que uno no piensa es que no siempre hay un mañana. Las vidas, las prioridades y el entorno de una persona tienden a cambiar más rápido de lo que muchas veces esperamos. A veces en días, a veces en horas, a veces en años. Y sigue siendo demasiado rápido. Hay oportunidades que dejas pasar y que seguramente no volverán a suceder. Hay momentos que te permites el lujo de disfrutar (en muchos sentidos), y con el paso del tiempo descubres que no era el momento de haber dejado pasar de largo a esa persona.

Y eso me ha pasado muchas veces, o algunas, pero siempre demasiadas. Cuando descubres una persona que tiene dosis enormes de algo de lo que tu careces y, en cierto modo, admiras, escuchar en tu cabeza ese “vuelva usted mañana” debería ser un error. Todo se idealiza. No siempre es oro todo lo que reluce. Sin duda hay espacio para el error. Incluso un esfuerzo vano por permitírmelo y aceptarlo. Pero desde luego hoy no, ya no hay espacio para otro

¡Vuelva ustez mañana!