Unos pocos meses atrás, o mejor dicho, semanas, me avisaron de que se iba a celebrar un Pint of Science en Zaragoza. ¿Cómo? Me encanta. Ya conocía la idea. Fácil y genial. Ciencia en los bares. Ciencia cercana. Ciencia que pasa a unos metros de nuestras casas. Ciencia explicada para andar por casa. Y cerveza (eso me da un poco igual, pero a la gente le gusta).
Y así casi por inercia les mandé un mensaje ofreciendo mi ayuda para organizar. Al poco acudía a una “reunión” en mi (no) plenitud de condiciones. La cosa parecía estar ya atada y muy atada (¿demasiado? seguramente), así que esta vez me dejé llevar y ayudar cuando se requería.
Poco a poco las reuniones eran más serias y poco a poco la fecha se acercaba, hasta que llegó mayo y ya estábamos ahí. Me tocó estar con la fabulosa gente del Sótano Mágico, un poco de estrés el primer día… y ¡tocaba salir a presentar! No problem, un poco improvisado, y se notaba, pero creo que todo el mundo lo pasó bien. Quitando el “súper calor” que tuvimos sobre todo el primer día, todo parecía ir sobre ruedas.
Una minientrevista en la televisión, unos planos… ¡famoso! Pero lo mejor la sensación de haber llevado a cabo una primera experiencia de algo que seguro se va a repetir. Porque hay ciencia para dar y tomar. Porque aprenderemos de nuestros errores y saldrá todavía mejor. Porque al final el esfuerzo de unos pocos acaba convirtiéndose en algo grande.
¡Nos vemos en los bares!