Dormir en una habitación y una ducha “tranquila” es una maravilla. Es genial haber encontrado este cuartel general, así que millones de gracias al Sr. A. Después de la pequeña trasnochada de anoche tocaba seguir visitando sitios.
Objetivo: Liverpool. Pero antes de llegar he tenido una pequeña epifanía en el tren. El plan que llevaba en la cabeza se ajustaba a un viaje que empezara el 23-25 de julio. Y qué cosas, por azares del destino decidí lanzarme el 20. Así que hoy, me he dado cuenta de que estoy a una semana del siguiente “compromiso”, 2 de septiembre en Edimburgo. Todavía tengo cosas que hacer planeadas, pero es cierto que tengo unos días “que me sobran”. Gran parte del esfuerzo mental que me queda para hoy tendré que dedicárselo a rehacer ese planning. Seguramente podré meter un día de “no hacer nada”, la verdad es que creo que me vendrá bien. En todo lo que llevo aquí sólo he visto la televisión en alguna tienda y en alguna pantalla gigante (tema Olimpiadas). Ya os iré contando. Tal vez pueda pasar por aquí el fin de semana y meterle más caña de la que había pensado al Muro de Adriano (por alguna extraña razón me hace ilusión). Ya se verá. Sin prisas. Sin agobios.
A lo que iba, Liverpool. Ha sido una sorpresa muy agradable llegar y encontrarme en mitad del meollo. Grandes calles peatonales con grandes tiendas (incluso he entrado en la Apple Store), hoy era imposible perderse al principio, cuesta abajo para ir al mar. Y eso he hecho hasta que he llegado al Albert Dock. La verdad es que es bastante bonito de ver, pero honestamente, me estoy empezando a cansar de la m** de ladrillo rojo que abunda por estas tierras. Pero bueno, todo el puerto reformado, alguna cosilla Beatle (no he entrado al museo, pasando) y buenas vistas para desayunar. No ha ido mal.
Después se pueden ver también las catedrales la anglicana y la católica (por fuera son feas, feas). La anglicana por dentro me ha parecido espectacular, sobre todo la altura del techo. Una catedral del s. XX con estilo gótico. Eso sí, por fuera es fea de narices. Y de paso he paseado por los jardines (funerarios) que están alrededor. Un paseo interesante, una pena que no esté bien mantenido (o mejor), y eso es regla general en todo Liverpool. La catedral católica parece del s. XXII, redonda, alta y con vidrieras azules (y alguna roja). Por fuera fea, por dentro nada espectacular, pero sí que tiene mucha capacidad.
Como siempre, lo mejor es lo inesperado. En primer lugar el email que he recibido en la catedral anglicana. No me esperaba ese email del Sr. R, y mucho menos el tono del mismo, genial, como siempre. En el email me recomendaba ir tranquilamente al Cavern y tomarme un algo. La verdad es que no tenia mucha ilusión en ver cosas de los Beatles, pero el email me ha subido un poco el ánimo.
He bajado hasta el club y después de la fallida petición de sidra de pera y que me miraran raro porque no quería una pinta (oye, ¿qué problema?) me he pedido una Desperados (mucho más rica, dónde va a parar). Me he buscado un sitio (debajo de los recuerdos de los Rolling Stones) y me he puesto cómodamente a pensar y tratar de imaginar un poquito. Al poco rato un hombrecillo se ha puesto a tocar en directo con la guitarra. Así sí. Total que me he quedado un buen rato, y las versiones que ha hecho de los Beatles he de reconocer que en esa ciudad suenan diferentes. Al subir a la calle me he quedado un rato mirando “el muro de ladrillos de la fama”, y me ha pasado algo que ya no me empieza a sorprender. Me paro en un sitio en el que nadie se para, y al poco la gente se arremolina. Es divertido, pero un fastidio, porque no me han dejado tranquilo para sacar las fotos. A veces creo que la gente tiene los ojos en el culo cuando anda (chiste fácil).
El día ha acabado con una visita (a pata) al estadio del Liverpool FC, Anfield. Ha sido una buena caminata (una hora), pero está claro que cuanto más te cuesta algo más te gusta. Me he hecho mucha ilusión verlo ahí (del Everton he pasado, jejeje), incluso he entrado a la tienda y he pillado una camiseta de oferta (10 cucas). Al final me he ido con muy buen sabor de boca (excepto por coger el bocata de la bandeja equivocada y darme cuenta de que era picante, OMG!!).
En general todo lo que he visto de Liverpool me ha parecido un poco descuidado (excepto el Albert Dock). Como sucio, como desconchando. Me ha recordado a lo que la Sra. C me comentaba de Nápoles (pero claro, yo no he estado).
Mañana: ya veremos, ¿Manchester? Maybe.